miércoles, 10 de diciembre de 2008

"Prácticamente" normal


Desde mi diagnóstico + me he convertido en un experto del VIH, a veces, incluso tengo la sensación de que sé hasta más que mi médico. ¡Qué arrogancia la mía! He aprendido a familiarizarme con el lenguaje de este virús, con términos como "carga viral", "adherencia", "resistencia", "infecciones oportunistas", y un sin fin de conceptos más que forman parte de la jerga de este bichito. Conceptos, que aunque antes me considerara el más informado de todos, eran absolutamente desconocidos para mí. Claro, que quizás si hubiese estado tan informado, ahora mismo no sería VIH+, ¿o quizás sí? I´ll never know ...

Una de las frases que más leo en artículos, foros, revistas especializadas, internet, etc., es: "los seropositivos pueden hacer una vida prácticamente normal". Incluso la primera doctora a la que acudí tras saber los resultados, tras un "Lo siento", me dijo: "Hoy en día, con los tratamientos podrás hacer una vida prácticamente normal".

Y es cierto; los artículos, los foros, las revistas, internet, y la información que por ahí circula, y es medianamente fiable están en lo cierto, incluso es más, me atrevería a decir que el "prácticamente" está demás.

Hoy mismo hace una semana que, siguiendo la jerga del VIH, me "adherí" al tratamiento. Desde hace una semana lo cumplo al pie de la letra, tomo dos pastillas diarias antes de acostarme. Incluso procuro hacerlo a la misma hora, justo después de un tiempo concreto después de cenar, aproximadamente dos horas.

Pues con tratamiento incluído, hoy he tenido un día normal, incluso es más, me permito, porque "prácticmente" me lo he ganado, quitar el "prácticamente".

Me he levantado como sólo los colgados como yo se levantan para ir al gym y entrenar; he hecho piernas hasta no poder más. He llegado al trabajo y he soportado el estrés habitual. De vuelta a casa para comer, he admirado el Meditarráneo que baña mi ciudad; hoy reflejaba una calma absoluta en un azul inmenso al que era imposible no rendirse. He llegado a casa con las mismas ganas de siempre de comer uno de esos platos que sólo tu madre sabe cocinar. ¡Qué placer! Un poco de siesta después, y de vuelta al trabajo. Para terminar el día, un poco de shopping; cd´s, libros, pelis, ... y a casa otra vez. ¡Con el frío que hace lo último que apetece es estar en la calle!

¿Puedo permitirme lujo de decir que mi día ha sido normal? Yo creo que sí. Y si a eso le sumo que ya no siento el mínimo efecto del tratamiento; ni mareos, ni nauseas, ni nada de nada, ¡pues bendita normalidad!

Bueno, antes de acostarme, siempre hay una anormalidad, hasta que se convierta en una rutina más, en ello estoy; las dos pastillas de las cuales no dependo, sino que me ayudan a que mi vida sea normal.

Después de todo mi compañera de trabajo se toma una diaria desde hace años para su alergia, y aún así en primavera lo pasa fatal ...

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