jueves, 10 de noviembre de 2011

El partido debe continuar

Era previsible el resultado; los grandes siempre ganan por goleada, y más cuando se trata de un fenómeno mundial del baloncesto como lo es Magic Johnson. No son 10, ni 15 los puntos de diferencia, sino 17 más que yo los años que este mito de Los Lakers sigue jugando el partido de su vida con un equipo invencible: el del VIH.

Era el 7 de noviembre de 1991 cuando Magic Johnson conmocionaba al mundo del deporte comunicando en plena cúspide de su carrera su inmediata retirada del baloncesto tras declarar públicamente estar infectado por el VIH.

Tenía 32 años y muy pocos en aquel entonces hubiesen creído que 20 años después, la estrella de la NBA celebraría el vigésimo aniversario de su diagnóstico con perfecto estado de salud y un aspecto físico inmejorable.

17 años menos un día después al comunicado de Magic Johnson, yo recibía una llamada telefónica de la clínica confirmándome estar infectado por el VIH. Era un jueves, 6 de noviembre de 2008, el “día fatídico” en el que pensé que tendría los meses e incluso las semanas contadas.

El pasado domingo, se cumplían 3 años de aquel día en el que sentí que comenzaba la cuenta atrás. No hubo ninguna celebración especial; era más que suficiente el estar acompañado por las personas que más quiero; familia, amigos, y mi compañero de viaje; las mismas personas que ya estaban antes de que el VIH llamará a mi puerta, y que 3 años después continúan a mi lado de la misma forma.

Confieso que antes de saber que Johnson cumplía su vigésimo aniversario un día después de cumplir yo mi tercero, pensaba dedicar este post a esos 3 años de mi vida. Pero creo que sería un despropósito considerarme un ejemplo para nadie, y mucho menos comparado con el de Johnson, un ejemplo universal de 20 años de valentía, fuerza y optimismo, comparados con mis 3 en los que he intentado depositar buena dosis de lo mismo siguiendo el ejemplo de héroes como Magic Johnson o Jack Mackenroth.

Afirma el baloncestista que la detección precoz de su diagnóstico y la adherencia a la medicación han sido los dos factores que le han permitido disfrutar de dos décadas de buena salud, en uno inicios cuanto menos complicados en los que el VIH era sinónimo de muerte, y considerada hasta el momento una enfermedad que sólo afectaba a los gays.

Hoy, 20 años después para él y 3 para mí, jugamos en el mismo equipo, en diferente pista pero frente a un adversario común. Son muchas más las canastas que Johnson le ha conseguido colar al VIH, a mí todavía hoy en día me cuesta sumar puntos, pero aun así tomo impulso, corro, salto e intento encestar. A veces veo el aro demasiado alto y por más que salte no es suficiente, otras veces hasta cuelo algún doble.

De momento, aunque no sepamos cuando terminará este partido, me siento orgulloso y satisfecho porque tanto Magic Johnson como yo vamos ganando con diferencia a un duro rival. El tiempo nos dirá el resultado final. Ahora el partido debe continuar.