Existen pocas cosas tan reconfortantes como la vuelta a casa después de una semana de viaje de placer, y más aún, cuando uno vuelve con su pareja de haber visitado la Ciudad de la Luz, del amor, del arte: PARÍS.
Por tercera vez, y tal como estaba convencido, París no me defraudó, todo lo contrario, como en las otras dos ocasiones, me fascinó su aura, el ajetreo posnavideño de sus gentes, su riqueza arquitectónica, su variedad artística, su derroche de glamour, su aire romántico, y su frío polar de enero al que un mediterráneo del levante español como yo no está nada acostumbrado.
Todo viaje a París lleva consigo una visita obligada al Musee du Louvre, en el que uno se pierde por unas horas en el fastuoso mundo del arte; egipcio, griego, clásico, … Maravillado entre famosos cuadros y esculturas, una pieza me llamó especialmente la atención: La Venus de Milo.
Esta afrodita, diosa del amor y la belleza, es una de las obras más importantes que los parisinos presumen de tener en su museo. Con una fecha que data entre los años 130 y 100 a.C., carente de brazos, y de autor desconocido, es sin duda la escultura más fotografiada de este museo.
Situado en la larga cola que lentamente me acercaba a poder ver de cerca a la Diosa no dejaba de preguntarme lo increíble que me parecía que una mujer con más de 2000 años, con sus brazos amputados, y unas curvas nada favorecedoras (aunque sí lo fuesen en su tiempo) sin duda la convertían en una de las mujeres más fotografiadas del mundo, dejando en la cola a aquellas “divas de carne y hueso” que obsesionadas por conservar su belleza eterna y una línea a fuerza de dietas y gimnasio, no consiguen dar un paso sin un flash que les asalte.
En cierto modo, la idea de que una escultura milenaria, sin brazos y de autor desconocido, es decir, prácticamente huérfana, hubiese conseguido ser la Diva del Louvre, me sirvió de consuelo y me hizo pensar irónicamente que ser seropositivo no suponía en absoluto impedimento alguno para alcanzar el éxito y la propia felicidad personal, eso sí, algo más tapadito de ropa que la Diosa del Amor. Bonne Annee!!!
Por tercera vez, y tal como estaba convencido, París no me defraudó, todo lo contrario, como en las otras dos ocasiones, me fascinó su aura, el ajetreo posnavideño de sus gentes, su riqueza arquitectónica, su variedad artística, su derroche de glamour, su aire romántico, y su frío polar de enero al que un mediterráneo del levante español como yo no está nada acostumbrado.
Todo viaje a París lleva consigo una visita obligada al Musee du Louvre, en el que uno se pierde por unas horas en el fastuoso mundo del arte; egipcio, griego, clásico, … Maravillado entre famosos cuadros y esculturas, una pieza me llamó especialmente la atención: La Venus de Milo.
Esta afrodita, diosa del amor y la belleza, es una de las obras más importantes que los parisinos presumen de tener en su museo. Con una fecha que data entre los años 130 y 100 a.C., carente de brazos, y de autor desconocido, es sin duda la escultura más fotografiada de este museo.
Situado en la larga cola que lentamente me acercaba a poder ver de cerca a la Diosa no dejaba de preguntarme lo increíble que me parecía que una mujer con más de 2000 años, con sus brazos amputados, y unas curvas nada favorecedoras (aunque sí lo fuesen en su tiempo) sin duda la convertían en una de las mujeres más fotografiadas del mundo, dejando en la cola a aquellas “divas de carne y hueso” que obsesionadas por conservar su belleza eterna y una línea a fuerza de dietas y gimnasio, no consiguen dar un paso sin un flash que les asalte.
En cierto modo, la idea de que una escultura milenaria, sin brazos y de autor desconocido, es decir, prácticamente huérfana, hubiese conseguido ser la Diva del Louvre, me sirvió de consuelo y me hizo pensar irónicamente que ser seropositivo no suponía en absoluto impedimento alguno para alcanzar el éxito y la propia felicidad personal, eso sí, algo más tapadito de ropa que la Diosa del Amor. Bonne Annee!!!
1 comentario:
Hola amigo. Feliz año nuevo! Me alegra mucho que Paris siga siendo la ciudad del amor. Que envidía me das! jajaja empezar así el año es empezarlo bien si señor. Bueno como siempre tu post me parece estupendo. Totalmente de acuerdo el ser positivo no nos puede impedir nada (o casi nada. Y hombre tampoco voy a decir que esto me ha venido bien, en absoluto. Pero si que está haciendo que cambie mi percepción de las cosas, mi forma de plantearme la vida, mi escala de valores. Y últimamente, y no se si es por que hace todavía poco tiempo de mi diagnóstico, pero estoy mas sensible y eso también está bien. Oye y el conocer a gente tan maravillosa como tu también hay que apuntarlo en el lado de positivo de haberme pasado esto. Un beso! y tu club de fans te demanda mas posts jajajaj.
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