domingo, 1 de febrero de 2009

Jugar a las diferencias

El otro día mientras estaba en el gimnasio sumergido en mi rutina de ejercicios y en la música que a un volumen ensordecedor suena en el iPod, vino a mi cabeza un pensamiento paranoico que surgió en mi mente los días posteriores a la confirmación de mi diagnóstico.

Imagino que como muchos de nosotros tras recibir la impactante noticia, tuve la sensación de que llevaba en la frente un cartel que decía "SOY SEROPOSITIVO". Incluso llegué a pensar que mientras caminaba por la calle, la gente podía reconocer a simple vista que soy portador de este virus.

En cierto modo me recordó a la sensación que tuve cuando besé por primera vez a un hombre en la boca; sentía que al caminar por la calle, y perdido entre una marea de transeúntes urbanos, me señalaban con el dedo como si acabara de robar en una tienda o asaltar un banco.

Y es que es del todo cierto el infinito poder de la mente, y también su capacidad para llegar a conclusiones paranoicas infundadas en pensamientos negativos que se originan del tamaño diminuto de un grano de arena y a la velocidad del rayo los convertimos en montañas que se desmoronan ante nosotros.

Por este motivo, y pasados ya casi tres meses desde mi diagnóstico, el otro día en el gimnasio se me ocurrió pensar que para cualquiera de los allí presentes sería imposible reconocer al seropositivo, o dicho de otra manera, jugar a las diferencias y resultar ganador.

Afortunadamente es una partida perdida, puesto que no hay más diferencias que las que uno mismo se crea, y sobre todo las que uno mismo se cree. Y si no, a ver quien se atreve a adivinar en la foto de este post quien es el seropositivo.

¿Te atreves a jugar? De hecho, uno de los dos soy yo, y el otro un modelo de portada de la revista Men Health. ¡Ánimo! No pierdes nada por intentarlo …

8 comentarios:

Anónimo dijo...

Eres el de la izquierda. De todas formas hace poco que lo tienes. Las diferencias, cuando aparecen, lo hacen tras algunos años de tratamiento.
Te lo digo por expiriencia. Animo.

Anónimo dijo...

Hola, que tal? Si, me atrevo a jugar, jaja ninguna diferencia entre los dos, y una coincidencia, los dos estais muy bien. Bsos

Anónimo dijo...

Yo también creo que eres el de la izquierda, y si es así, estás como un tren de cercanías. Me gusta como escribes pero también nos podías amenizar un poco con fotos tuyas. Lo de los cambios, si aparecen, como dice el compañero, pues que le vamos a hacer, luchar, hacer deporte, alimentarnos bien, etc. Pero está claro que tampoco vamos a hacer un mundo de ello. Lo importante es estar saludables; si es con un poquito menos de culete o de piernas tampoco pasa nada. Pues nada mozo a seguir tan macizo.
Un saludo y cuidate.

Anónimo dijo...

Soy el mismo de antes.
Lo malo es obsesionarse por el fisico. Se puede llegar a pasar muy mal. Hay que cuidarse y procurar estar bien pero sin obsesionarse. Tu no lo estarás verdad?
Contesta porfa.

Anónimo dijo...

hola, yo también creo que eres el de la izquierda, y,por cierto, me gustas más que el de la derecha...yo me enteré el día 7 de noviembre, el día después que tú, aunque en malas circunstancias: mi novio también lo es y yo necesité medicación a toda prisa...vamos asumiéndolo poco a poco, pero no es fácil...agradecemos muchísimo la existencia de foros como éste de los que podemos aprender a través de las experiencias de los demás...gracias por estar ahí, un beso para todos desde madrid...

Anónimo dijo...

Hola, me inclino como la mayoría por el de la izda. y se me ocurren dos cosas distintas al leerte y leer los comentarios. Primera ese cuerpazo cambiaría también con el tiempo aunque no tuvieras al "inquilino". Segunda, no sé si a todos les pasa pero a mí sí me ha pasado, a veces me miro al espejo buscando las efectos de la medicación en mi cara. Pero os pregunto a todos ¿Pensaríamos lo mismo si tuvieramos por ejemplo "un cancer" por poner un ejemplo extremo, Yo creo que no, que de alguna manera nos sentimos (o al menos yo) portador de la letra escarlata, cuya vista lleva aparejados el desprecio y la discriminación, y la verdad es que a nivel general creo que es real ¿Qué pensaría mi compañero de trabajo si lo supiera? ¿Ese chaval tan majo del gimnasio se intercambiaría conmigo en los aparatos si lo supiera? Todavía nos queda mucho camino por recorrer respecto a la visibilidad. Incluso siempre me ha llamado la atención, que en la consulta del hospital (y allí todos estamos para lo mismo) la gente que espera su turno no habla entre si como en otros sitios. Creo que la vergüenza y al culpa siguen siendo sentimientos profundamente arraigados en el inconsciente. Sin embargo algunos días me he pillado buscando entre la gente de la calle rasgos distintivos y pensando, "ese tal vez lo tenga", y creo que es para no sentirme tan solo, para sentir que hay más como yo. Tengo la sensación que lo peor de esto no es, la enfermedad real, sino lo que me hace sentir respecto a los otros.
Bueno sigue manteniéndote así de estupendo por mucho tiempo. Un beso desde Madrid de Jesús.

Anónimo dijo...

Ah¡ soy el de antes he olvidadado decirte algo, creo que has hecho mal en ocultarle a tu chico tu mal estar, aunque sea por una tontería. Con eso le escamoteas a él la posibilidad de echarte una mano en las horas bajas, de que sienta que puede ayudarte.
Besos.

serpositivo@hotmail.com dijo...

Hola!

Creo que el hecho de que el último post tenga 7 comentarios, merece como mínimo unas letras de su propio autor. Me he quedado asombrado cuando después de un fin de semana idílico he entrado en el blog y he visto vuestros comentarios.

Ante todo, muchas gracias a todos los que me leéis, me seguís, y en esta ocasión, "jugáis". Sabía que el último post podría generar algo de polémica. Soy consciente de que es algo provocador, pero no lo escribí con la intención de lucirme gratuitamente sino simplemente de transmitir un mensaje: NO SOMOS DIFERENTES.

Pido disculpas si ha podido herir o despertar la susceptibilidad de alguien que sí ha visto reflejados en su físico los efectos tras años de tratamiento. Siento un profundo respeto a las personas que pueden hablar del VIH con mucho más conocimiento y experiencia que yo, y en ningún momento sería tan pretencioso de poner en duda las circunstancias que han vivido desde que fueron diagnosticadas.

Mi intención en este blog es reflejar mi vida cotidiana, mis pensamientos y mis preocupaciones tratando de darle a todo ello un enfoque positivo, incluso a veces irónico pero nunca frívolo. La ironía siempre me ha servido como un recurso con el que enfrentarme a retos y obstáculos.

No estoy obsesionado por mi físico. Voy al gimnasio desde hace años, y mentiría se negara que me considero un ser presumido y me gusta sentirme bien cuando me miro al espejo. De hecho creo que por mucho gimnasio y por muchas cremas, uno no puede verse bien delante del espejo cuando no se siente en paz en su interior. Creo que al final lo que se refleja es lo que uno es por fuera y por dentro.

Si los medicamentos que me permiten tener una calidad de vida digna provocarán que dentro de unos años tengas las piernas más delgadas o menos culete, no creo que vaya a suponerme un trauma, pero como ya escribí haces semanas no es algo que hoy por hoy me preocupe: “Ya lo pensaré mañana.”

Amigo JESÚS, sabrás por experiencia que las personas que más queremos y en las que más confiamos son con las que pagamos un mal humor que inevitablemente surge cuando hay momentos en los que todo esto nos supera. Sé la suerte que tengo de tener a mi chico a mi lado, y lo de “El chico del espejo” es una minucia a la que no le hubiese hecho el mínimo caso sino hubiese ocurrido en un fin de semana en el que la susceptibilidad estaba a flor de piel.

Al fin y al cabo, como no somos diferentes al resto tampoco somos superhéroes.

Un fuerte abrazo a todos!!