Una de las preocupaciones que más se repiten en los e-mails que recibo con cierta frecuencia es la que se refiere a los efectos físicos que el VIH o el tratamiento antirretroviral puede causar en los pacientes seropositivos. No me sorprende, puesto que yo mismo, y aunque pueda sonar frívolo, contemplé la posibilidad de que la infección pudiese reflejarse en mi físico y si como consecuencia de ella sufriría alguna alteración en mi cuerpo, algún signo que frente al espejo me hiciese sentir diferente o me recordara en cada reflejo la presencia perpetua del VIH.
Sentía pánico con sólo pensar en esa idea, llegando a preocuparme incluso más que la propia enfermedad. No me importaban tanto los años que me quedaran por vivir, sino la calidad de los años vividos. ¡Qué ironía! El propio James Dean pronunció aquella famosa frase en la que tantas veces he pensado “Vive rápido, muere joven y deja un bonito cadáver”. Y casi como si de una premonición se tratase el Rebelde sin Causa del cine se convertiría en mito al perder su vida en la carretera con 24 años de edad.
Cuando recibo por e-mail alguna consulta de este tipo, y puesto que ni soy médico ni psicólogo, ni pretendo serlo, siempre respondo desde lo que conozco mejor que nadie; mi propia historia y de lo que yo he vivido en primera persona. Afortunadamente, después de 2 años desde el diagnóstico, y también casi 2 de tratamiento, no he experimentado ningún cambio físico en mi cuerpo. Paradójicamente, y quizás porque posiblemente hasta me cuido más que antes, me siento mejor que nunca.
Y no es que me compare ni mucho menos con el protagonista de la historia que hoy os presento, pero siempre es un placer descubrir personas con una fortaleza titánica como la de Jack Mackenroth, que no sólo puede presumir de tener un físico escultural envidiable, sino también de ser modelo, diseñador, campeón de natación, presentador de televisión y un luchador en campañas educativas sobre el VIH/SIDA. Jack ha trabajado como diseñador para firmas tan importantes como Tommy Hilfiger. Ha participado como nadador en el equipo Usa en cuatro de los Juegos “Gay Games”. Ha obtenido 8 medallas en natación en los Outgames de Copenhague y una medalla de oro, cinco de plata y una de bronce en los últimos “Gay Games” celebrados en Colonia, Alemania.
Jack Mackenroth fue diagnosticado de VIH en 1990 convirtiéndose en uno de las primeras caras visibles del VIH en la era mediática. Cree que ser visible públicamente educa y eventualmente puede contribuir a salvar vidas. Cada año, su equipo de natación organiza un acto benéfico cuya recaudación supera los 25000$ que son destinados a actos de caridad para la lucha contra el SIDA.
Y ahora, aquellos que viven más cómodos en su victimismo podrán decir que la historia de Jack es una farsa, que es un personaje creado para el marketing, que no es seropositivo, o que sus circunstancias han sido fruto de la suerte; cualquier argumento es bueno con tal de vivir alojados en la autocompasión. Pero para mí, Jack, es el ejemplo de un hombre que no ha necesitado vivir rápido ni morir joven para seguir siendo bello, un rebelde de nuestro tiempo, sin nominación al Óscar, pero con una gran causa.