miércoles, 9 de febrero de 2011

La vida sigue igual

Más de dos años he necesitado para observar con relativa perspectiva las diferentes etapas que he atravesado durante todo este tiempo; primero fue la sorpresa ; “¡No me lo puedo creer!” , después la negación; “¡Es imposible! ¡Debe ser un error!”, después el miedo; “¿Qué va a ocurrirme ahora?”, tiempo posterior vino la aceptación; “Es lo que hay. Tengo que vivir con ello y ser feliz”, y por último la fase más agradecida y agradable de todas; la normalidad.

Así es como el tiempo me permite observar ahora todo ese proceso dramático e intenso que comenzó antes de terminar el 2008, y que ha desembocado en una sensación placentera de “normalidad”. ¿Qué ha ocurrido con el resto de las fases? ¿Qué ha sido de ese sentimiento de negación, de “no me puede estar pasando a mí”? ¿Dónde ha ido a parar el miedo a despertarme un día y no sentirme bien, a sentirme cansado, desgastado y enfermo? ¿Dónde están las lágrimas de los primeros días y ese sentimiento de culpa con el que me torturé? ¿En qué se ha convertido el rencor que un día sentí hace aquel que me infectó; ése al que nunca podré poner cara ni nombres ni apellidos?

Pero el tiempo es así, y afortunadamente el transcurso de los días, los meses y los años juegan a nuestro favor cicatrizando las heridas, aplacando el dolor y brindándonos la estabilidad mental necesaria para hacer frente a esta aventura y recuperar la “normalidad” que un día, y no hace tanto, di por perdida.

La misma normalidad que hace que este blog no se actualice demasiado, o al menos no tanto como me gustaría. Sería una excusa fácil decir que es por falta de tiempo, pero lo cierto es que hay veces en la que no se me ocurre nada nuevo que contaros en torno a esta enfermedad.

Me pregunto qué sentido tendría hablar aquí del resto de asuntos e intereses que sí llenan mi vida, y me aportan mucho más allá del VIH. Y lo que es más; me pregunto si os interesaría saber cuál es el último viaje que he hecho, la última película que he visto, el último libro que he leído, o como he decidido celebrar mi próximo cumpleaños.

Hoy, esa normalidad cobra más sentido que nunca con los resultados de mis últimos análisis; carga viral indetectable y mis defensas a más de 800. Como veis, y como dice la canción que catapultó al éxito a Julio Iglesias: “la vida sigue igual.”