sábado, 28 de marzo de 2009

Los cinco permisos para ser persona


Aunque en general no suelo mostrar una actitud muy receptiva hacia los libros de autoayuda, no hace mucho, y siguiendo el consejo de un amigo, decidí dar una oportunidad al famoso autor de, entre otros, la colección de libros “Déjame que te cuente”, el psicoterapeuta argentino más popular de Hispanoamérica: Jorge Bucay.

En esta ocasión mi amigo me aconsejó “El camino de la autodependencia”, a través del cual el autor nos plantea la necesidad de asumir, absoluta y totalmente, la responsabilidad de nuestras vidas y de querernos y valorarnos tanto como deseamos que otros nos valoren y nos amen.

De entre todos los capítulos del libro, quiero compartir con vosotros, los cinco permisos inherentes a ser persona, extraídos de “Contacto íntimo”, uno de los títulos más populares de la psicoterapeuta estadounidense, Virginia Satir.

Según Bucay, “cualquiera que no ostente alguno de estos cinco permisos no es una persona. Será, con toda seguridad, un ser humano, tal vez también un individuo, pero … una persona NO”. Para el autor, ser persona es mucho más.

Estos son los cinco permisos inherentes a ser persona:

1. Me concedo a mí mismo el permiso de estar y de ser quien soy, en lugar de creer que debo esperar a que otro determine dónde yo debería estar o cómo debería ser.

2. Me concedo a mí mismo el permiso de sentir lo que siento, en vez de sentir lo que otros sentirían en mi lugar.

3. Me concedo a mí mismo el permiso de pensar lo que pienso y también el derecho de decirlo, si quiero, o de callármelo, si es que así me conviene.

4. Me concedo a mí mismo el permiso de correr los riesgos que yo decida correr, con la única condición de aceptar pagar yo mismo los precios de esos riesgos.

5. Me concedo a mí mismo el permiso de buscar lo que yo creo que necesito del mundo, en lugar de esperar que alguien más me dé el permiso para obtenerlo.

Para Bucay, estos son los cinco permisos esenciales que condicionan nuestro ser persona. “Y ser persona es el único camino para volverse autodependiente”.

El primero de ellos, afirma que si yo soy una persona tengo que concederme a mí mismo la libertad de ser quien soy, lo cual implica dejar de exigirme ser el que los demás quieren que sea: el que quiere mi jefe, mi familia, mi pareja, mis amigos, etc. En definitiva, ser persona es darme a mí mismo la libertad de ser el que soy, asumiendo el riesgo de que es posible que a muchos no les guste que sea el que soy, y que además se enfaden conmigo por darme la libertad de serlo.

“Todos podemos llegar a ser personas, pero si no empezamos por este permiso, no hay posibilidades; nos quedaremos siendo individuos parecidos a muchos otros individuos que se sienten a sí mismos diferentes, pero que obedecen y pertenecen al club de aquellos que no se dan el derecho de ser quienes son; que intentan parecerse a los demás”.

sábado, 14 de marzo de 2009

Una lección de dignidad

Músico, compositor, pianista, guitarrista, cantante de increíble e inmensa potencia vocal. Un artista único, para muchos considerado como el Dios del Rock. Un derroche sin fin de energía y fuerza en el escenario y un carisma desgraciadamente irrepetible.

Y además de todas sus cualidades artísticas y su amor hacia los gatos, Freddie Mercury fue desde siempre un fan incondicional de nuestra soprano más internacional: Montserrat Caballé.

Fue en 1987 cuando pudo hacer realidad su sueño: cantar con la diva catalana el tema que cinco años después se convertiría en el himno de los Juegos Olímpicos de Barcelona ´92.

Por aquel entonces Freddie Mercury era más que consciente de la situación por la que atravesaba su salud. Sabía que era seropositivo y evidentemente lo que eso en aquella época desafortunadamente suponía.

Son repetidas las ocasiones en las que Montserrat Caballé ha confesado en entrevistas la forma tan natural en la que durante aquel encuentro, Freddie Mercury le declaró su enfermedad. “Soy seropositivo”, le dijo él. “Y he desarrollado la enfermedad”, añadió. Asombrada, la soprano, le dijo “¡Pero tú estás tan fuerte! ¡Y continúas cantando!”, exclamó ella. “Sí, aún puedo hacerlo. Pero llegará un momento en el que no pueda. Y sé que llegará. Quiero que lo sepas, porque es mi deber decirte esto.” afirmó él. “No, no es tu deber, pero estoy muy agradecida de que me lo hayas dicho, porque eso significa que soy tu amiga, y eso es lo más importante para mí.”, añadió una emocionada Montserrat.

A pesar de haberlo leído, escuchado y visto en varios vídeos de entrevistas que circulan en Youtube, me sigue impactando y pareciéndome increíble la naturalidad con la que el líder de The Queen se mostró ante su diva. Seguro que en ningún momento imaginó que en el momento de hacer realidad su sueño de cantar con su artista favorita, tendría que darle tan trágica noticia.

Me resulta impresionante pensar lo importante que es para muchos de nosotros, seres anónimos donde los haya, mantener en secreto nuestro estado; disimulamos las visitas al médico, escondemos las pastillas por miedo a que alguien pueda enterarse, y evitamos cualquier conversación pública sobre el tema.

Sin embargo, él, a años luz del anonimato no dudó lo más mínimo en confesar a su diosa, con una humildad admirable, que era seropositivo. Y no sólo eso, sino que perdería la batalla.

Además de su voz, que vivirá para siempre, y sus inmortales éxitos musicales, Freddy Mercurie nos dejó a todos una innegable lección de dignidad.

miércoles, 4 de marzo de 2009

"It´s not the game, it´s how you play"

“No es el partido sino como lo juegas”; es una parte de la letra de uno de los temas que en los explosivos y movidos años ´80 cantaba la eterna Reina del Pop, y que incluía entre el repertorio de su primera gira musical “The Virgin Tour”.

Combinando juventud con provocación, pelo cardado, tacones con calcetines, y una imprevisible mezcla de prendas, tejidos y colores, Madonna, con su inseparable crucifijo al cuello, lanzaba su segundo disco “Like a Virgin” en el que se incluye el tema “Over and Over".

Sin embargo, a pesar de su calidad musical y un ritmo energizante característico de la década, el single quedó a la sombra ante el éxito alcanzado por los inolvidables hits del LP, como "Like a Virgin", "Material Girl", o "Into the groove".

Lejos de convertirse en una de las canciones más emblemáticas de la ambición rubia, y a pesar de haberla escuchado infinidad de veces, esta mañana al sonar en el I-pod, me paraba a reflexionar sobre parte de la letra de esta canción, desconocida para todos, excepto para los más fieles seguidores de la polémica joven que por aquellos años comenzaba su inalcanzable carrera hacia el éxito.

“No es el partido sino como lo juegas, y si me caigo, vuelvo a levantarme. […] No importa quien eres, es lo que haces lo que te lleva lejos. Y si a la primera no lo consigues, he aquí una consejo que debes seguir: Levántate, una y otra vez”.

Puede sonar a tópico, pero sí es cierto que cada uno de nosotros elige como “jugar el partido”, y quizás en buena medida de ello dependa ganarlo o no. Somos sólo nosotros los responsable de elegir de qué manera y con qué estrategia nos enfrentamos ante la adversidad.

Creo que aunque pueda parecer contradictorio los cambios son una constante en la vida de todos. Por mucho que nos guste o no, y aunque algunos los elijamos nosotros y otros nos sean impuestos, de la vida sólo podemos esperar cambios.

Sólo de nosotros depende cómo gestionarlos, aprovecharlos para que nos fortalezcan, y decidir como queremos jugar el partido. Tomar las riendas para intentarlo, y como dice la canción, no te rindas si no lo consigues a la primera, inténtalo “over and over”. Ella lo hizo, y no le fue nada mal.