sábado, 31 de enero de 2009

El chico del Espejo


No hay duda de que llegar el viernes por la noche a casa de tu novio y ver que en su espejo ha colocado la foto de un modelo de firma no es desde luego el comienzo ideal para un buen fin de semana.

No pongo en duda su buen gusto ni su criterio en la selección del chico del espejo, pero no puedo evitar cuestionarme la falta de sensibilidad en la intención, sobre todo cuando uno está haciendo esfuerzos sobre humanos por aceptar una situación nueva y huir de la tentación de estar constantemente comparándose con el resto de la humanidad, mucho más aún, con un chico 10.

Si a este hecho su une que el temporal que invade España ha llegado también a tu cabeza en forma de falta de humor y apatía, no son precisamente los componentes clave para sentirte al 100% con tu novio, y mucho menos para deshacerte en sonrisas ni cumplidos forzados carentes de espontaneidad.

De manera que después de intentar hacer el esfuerzo de “sentirme bien” y hacer sentir bien a los que me rodean, hoy he decidido que como un ser humano más, también tengo plena autonomía para permitirme estar triste, cabreado, susceptible, enfadado y borde.

Seguro que el chico del espejo en su sesión para Dior, con su estilismo perfecto, su cabello ondulado y su fibrada anatomía tendría posiblemente mucho más sentido del humor que yo, más ganas de reírse y hasta seguro que más ganas de sexo.

Pensé que sería mejor regresar a casa donde me puedo tomar la libertad de estar serio sin que nadie me pregunte qué te pasa, o servirme una copa de vino tinto para relajarme.

Decidí que por el momento mi novio estaría mejor solo que conmigo, o en todo caso, con el chico del espejo, a fin de cuentas le hubiese bastado una ráfaga de aire para caer del espejo y colocarse en mi lado de la cama.

sábado, 24 de enero de 2009

Beautiful

A pesar de haberla escuchado montones de veces, ahora más que nunca entiendo el significado de una de los grandes éxitos de Christina Aguilera: Beautiful. Hace tan solo un momento el iTunes donde tengo almacenadas cientos de canciones, decidió por si mismo que hoy debía escuchar este tema. Quizás el reproductor más universal de Apple ya sospechaba de mi crisis de inspiración en estos últimos días, y de esta sutil forma darme “una señal” para seguir escribiendo.

Es curioso lo fácil que resulta interiorizar melodías y letras de canciones que hemos oído una y otra vez, y sin embargo nunca nos hemos parado a reflexionar en su verdadero significado.

Hoy al escucharla no puedo evitar la tentación de escribir sobre ello en este blog. Tal vez el mensaje esté más que explotado y sea uno de los tópicos más recurrentes; cientos de libros de autoayuda y superación se basan en él: “Tú eres maravilloso”, y lo han convertido en su principal argumento de marketing con el que asegurarse ventas ante un lector inseguro, posiblemente deprimido y falto de amor propio.

Sin embargo, y lejos de la intención de caer en la sensiblería fácil, hoy reivindico nuestro derecho a sentirnos MARAVILLOSOS, a mirarnos al espejo y querernos, admirarnos y respetarnos, y como dice la canción “a no venirnos abajo HOY”.

Reconozco que aunque para algunos pueda resultar frívolo y superficial siempre me ha preocupado mi aspecto físico y más aún desde que soy VIH+; uso champú y acondicionador y de vez en cuando mascarilla, me encanta tener varias marcas de crema hidratante (aunque algunas ni las use), voy al gimnasio a diario, a la peluquería una vez al mes, los sábados tardo más de media hora en arreglarme si es que tengo claro qué ponerme, sino, unos quince minutos más. Bebo leche de soja, como pan integral, y un sin fin de hábitos que al menos psicológicamente me ayudan a sentirme bien.

Ya sé que el concepto de sentirse MARAVILLOSO va mucho más allá de mirarse en el espejo, contemplarse y admirarse, pero que duda cabe de que este es un buen comienzo, un primer paso para sentirse BEAUTIFUL.

lunes, 19 de enero de 2009

Las 23 horas y 59 minutos restantes


Hay días que tengo la sensación, imagino que como muchas de las personas que viven con VIH y con tratamiento, de que si no fuese por ese momento del final del día en el que tomo las pastillas, casi podría olvidarme de que soy seropositivo.

Posiblemente esto sea una muy buena señal, puesto que quiere decir que mi “día a día” no ha cambiado en absoluto al de antes de ser un individuo completamente sano. Quizás, lo que sí ha cambiado es la manera en la que ahora vivo y afronto ese “día a día”; mi actitud ante la vida, mi escala de valores, y lo que ahora considero verdaderamente prioritario.

Sin embargo, y aunque ya llevo cerca de un mes y medio en tratamiento, sin olvidarme ni una sola vez de mi dosis diaria, o como diría mi médico “adherido” por completo al régimen, es ese el minuto del día en el que yo mismo me sigo sorprendiendo por lo que ha ocurrido. Es ese el momento en el que mi voz interior me habla y me repite: “¡Tienes VIH! ¡Eres seropositivo!”

Sí, aunque parezca mentira, y creo que tengo pleno derecho a permitírmelo, aún hoy en día me sigue pareciendo increíble pensar que estoy infectado por este virus. Y no es porque me lo niegue a mí mismo, o no quiera aceptarlo, qué estupidez tan grande engañarme de esa manera, más bien se trata del momento de la verdad, en el que uno toma conciencia de su situación, el momento en el que se hace evidente que esto no es un mal sueño, sino que es algo real.

Pero también es real que el resto del día, las 23 horas y 59 minutos restantes soy un ser humano normal; que esto no es un castigo porque no me he portado mal, ni es una condena porque no he infringido la ley.

Las 23 horas y 59 minutos restantes soy el mismo de siempre, aunque quizás algo mejorado: más sensible, más fuerte, más responsable, y con más ganas que nunca de VIVIR y disfrutar de la VIDA.

miércoles, 14 de enero de 2009

"Ya lo pensaré mañana"


Pocos personajes tan míticos y singulares como Escarlata O´hara ha dado la industria del séptimo arte. La protagonista de una gran joya del cine, “Lo que el viento se llevó”, es una mujer caprichosa, manipuladora, egocéntrica, coqueta y en ocasiones incluso egoísta, pero con una gran fortaleza humana y un increíble afán de superación.

Es posible que para muchos el personaje de Scarlett no sea un ejemplo a seguir, pero nadie podrá poner en duda que a pesar de su orgullo y vanidad, es todo un símbolo de fuerza por salir adelante, por sobrevivir a la miseria, al hambre, y vencer ante las desgracias de una guerra.

He de confesar que siempre me he considerado fan de este melodrama y que desde la primera vez me enamoró por la interpretación de sus protagonistas, el vestuario, el guión, los decorados, la banda sonora, y que a pesar de sus más de tres horas de duración, he visto una y otra vez, cada una como si fuese la primera.

Sin embargo, hasta hoy no había pensado en la genialidad de la filosofía de Scarlett que ante cualquier problema o adversidad, sin abatirse lo más mínimo, le basta un “ya lo pensaré mañana” para dar por concluido por hoy el problema.

Como seropositivo intento mantenerme informado de la actualidad que gira en torno al VIH y al SIDA, de hecho, siempre reviso los links que aparecen a la derecha de este blog para estar al tanto de las novedades, los avances científicos, etc., de este bichito.

Lo cierto es que aunque a muchos (incluso a mí mismo) esta actitud proactiva por estar informado pueda parecerles positiva, entraña consigo el riesgo de enterarse de noticias buenas, pero también de noticias malas, que son más probables, y también más vendedoras para los medios; que si las personas con VIH tiene más riesgo de contraer una enfermedad, que si hay versiones del VIH más agresivas descubiertas recientemente, que si ahora tenemos que declarar ser seropositivos para viajar a EE.UU., como si tuviésemos que confesarnos por nuestros pecados, y una larga lista que nunca acabaría …

La cuestión es que el riesgo de mantenerse informado es que muchas veces nos hace pensar demasiado en un futuro, que a fin de cuentas es incierto para todos los seres humanos, seropositivos o no. Desde luego, no por este motivo voy ponerme una venda en los ojos y dar la espalda a la actualidad que nos rodea, pero la próxima vez que por mi cabecita ronde uno de esos pensamientos negativos, lo tengo claro, como decía Escarlata: “Ya lo pensaré mañana. Me volvería loca si lo hiciese ahora.”

Esta entrada está dedicada a un reciente amigo que he tenido la suerte de conocer: ¡Gracias por devolverme un poco de inspiración!

jueves, 8 de enero de 2009

El sinsentido del humor

Por primera vez desde que soy seropositivo he presenciado una de las “típicas” bromas que cualquiera de nosotros haría si no estuviera en mayor o menor grado relacionado con este virus.

El hecho en sí ha tenido lugar ni más ni menos en una reunión de trabajo, en la que uno de los asistentes ha llegado algo resfriado, como lo está casi todo el país con este temporal que sufrimos desde hace días.

Mi jefe, que es ni más ni menos el protagonista de esta historia, en una muestra de amabilidad le ofrece al señor resfriado su propio vaso de agua en un intento de calmar sus constantes tosidos. No obstante, éste, imagino que por temor a pasarle el gripazo a mi jefe, rechaza el agua educadamente, a lo que mi jefe responde en un tono simpático y chistoso: “¿Es que tienes el SIDA?”. Ante esto, la única persona allí presente que es de toda mi confianza y conoce mi caso, le contesta: “Por favor, ¿Es que no sabes que el SIDA no se pega por compartir el vaso?”, a lo que mi jefe responde “¿Ah, no?”, y yo mientras tanto tratando de mantener mi mirada baja con cierto temor de que el tema se convirtiese en el orden del día de la reunión; algo que francamente me hubiese hecho sentir incómodo. Por suerte, el tema quedó ahí.

La verdad es que lejos de sentir rechazo, marginación, dolor o cualquier otro sentimiento de esta índole, lo que sentí fue cierta vergüenza y pena por lo que había escuchado. Vergüenza porque no me pareció en absoluto un comentario oportuno; la misma vergüenza que de igual forma habría sentido ante un comentario machista, sexista, racista, homófobo, etc.

Y pena, sí, mucha pena, porque creo que no hay nada más triste que vivir en la ignorancia; en la de pensar que el SIDA se transmite por compartir vaso, y que alguien crea con tanta firmeza que esto es algo completamente ajeno y que nada tiene que ver con el mundo que le rodea.

Al no haber dolor, no hay rencor en mis palabras, puesto que como yo lo pensaba, entiendo que mi jefe vea el SIDA como algo que nunca se cruzará en su vida. En cualquier caso, me gustaría saber que hubiese ocurrido sí ante tal pregunta, yo hubiese contestado “Él no sé, pero yo sí”.

De todas maneras, le agradezco el comentario ya que me ha ayudado a tener algo más de lo que hablar y compartir en este blog.

domingo, 4 de enero de 2009

La Diva del Luovre


Existen pocas cosas tan reconfortantes como la vuelta a casa después de una semana de viaje de placer, y más aún, cuando uno vuelve con su pareja de haber visitado la Ciudad de la Luz, del amor, del arte: PARÍS.

Por tercera vez, y tal como estaba convencido, París no me defraudó, todo lo contrario, como en las otras dos ocasiones, me fascinó su aura, el ajetreo posnavideño de sus gentes, su riqueza arquitectónica, su variedad artística, su derroche de glamour, su aire romántico, y su frío polar de enero al que un mediterráneo del levante español como yo no está nada acostumbrado.

Todo viaje a París lleva consigo una visita obligada al Musee du Louvre, en el que uno se pierde por unas horas en el fastuoso mundo del arte; egipcio, griego, clásico, … Maravillado entre famosos cuadros y esculturas, una pieza me llamó especialmente la atención: La Venus de Milo.

Esta afrodita, diosa del amor y la belleza, es una de las obras más importantes que los parisinos presumen de tener en su museo. Con una fecha que data entre los años 130 y 100 a.C., carente de brazos, y de autor desconocido, es sin duda la escultura más fotografiada de este museo.

Situado en la larga cola que lentamente me acercaba a poder ver de cerca a la Diosa no dejaba de preguntarme lo increíble que me parecía que una mujer con más de 2000 años, con sus brazos amputados, y unas curvas nada favorecedoras (aunque sí lo fuesen en su tiempo) sin duda la convertían en una de las mujeres más fotografiadas del mundo, dejando en la cola a aquellas “divas de carne y hueso” que obsesionadas por conservar su belleza eterna y una línea a fuerza de dietas y gimnasio, no consiguen dar un paso sin un flash que les asalte.

En cierto modo, la idea de que una escultura milenaria, sin brazos y de autor desconocido, es decir, prácticamente huérfana, hubiese conseguido ser la Diva del Louvre, me sirvió de consuelo y me hizo pensar irónicamente que ser seropositivo no suponía en absoluto impedimento alguno para alcanzar el éxito y la propia felicidad personal, eso sí, algo más tapadito de ropa que la Diosa del Amor. Bonne Annee!!!